Shakira escribió un articulo sobre la maternidad para BabyCenter
Nuestra Shakira ha escrito un texto sobre su la experiencia del World Baby Shower de Unicef para Baby Center. En este articulo la cantante cuenta su experiencia sobre el volverse madre, sobre sus embarazos, sus emociones y su trabajo con Unicef.
Debajo les dejamos el articulo:
Ser mamá: reflexionando sobre las cosas en las que nunca pensamos
Cuando me preparaba para ser madre, por mucha información que encontraba, no me bastaba. Leía blogs, libros sobre niños, les hacía mil preguntas a varias amigas mías que ya eran madres, interrogaba a mi propia madre. Quería absorber todo el material que encontraba. ¿Biberón de vidrio o de plástico? ¿Chupete sí o chupete no? Las dudas logísticas parecían infinitas, y a veces agobiantes. Como toda madre primeriza, quería hacer todo lo posible para asegurar un entorno seguro y feliz para mi bebé.
A medida que avanzaba mi embarazo y empezaba a sentirme un poco más preparada, me di cuenta de que por muchas preguntas que me inundaban, siempre había muchas otras que ni siquiera se me habían ocurrido.
Sabía, por ejemplo, que a pesar de escoger la mantita más apropiada, el cereal idóneo y el cascabel perfecto, mi bebé siempre contaría con las cosas vitales. También sabía que estaría siempre rodeado de amor, y que nacería en un hospital con todo el equipo técnico y humano necesario para asegurar un entorno sano a su llegada. Por último, sabíamos que su padre y yo lo llevaríamos al médico periódicamente para monitorear su crecimiento y desarrollo y prevenir al máximo cualquier posible peligro o enfermedad.
Estas son las grandes preguntas que, para aquellos afortunados que tenemos acceso a los recursos más desarrollados, también son los grandes olvidados. Al aproximarse el nacimiento de mi hijo, estaba llena de emoción. Sin embargo, siempre que recibía un regalo para mi hijo, gracias a la generosidad de amigos y familiares, no dejaba de pensar en aquellas madres que ni siquiera pueden contar con los recursos mas básicos y cruciales para sus hijos en los primeros años de vida—que no tienen acceso a vacunas, agua potable o incluso un entorno sanitario para el nacimiento.
Para estas madres, aunque tener un hijo suponga un momento muy feliz, no deja de ser un peligro para su salud y la de su bebé. Enfermedades entre los niños y las madres o incluso la muerte, son muy comunes en países del tercer mundo y lo peor de todo es que son totalmente prevenibles.
Cuanto más pensábamos en ello, más queríamos hacer algo para ayudar y cambiar esta triste realidad. UNICEF nos ayudó a llevar a cabo nuestro deseo a través del primer World Baby Shower, que recaudó regalos y los envió a lugares donde más allá de ser agradecidos, contribuyeron a salvar vidas. La acogida tan positiva fue abrumadora y emocionante. Me gusta pensar que algún día mi hijo estará orgulloso del hecho de que su nacimiento haya ayudado a muchos otros.
Con nuestro segundo hijo, queríamos llevarlo un paso más allá, y animar a otros padres a que organizaran su propio baby shower para beneficiar a otras madres y otros niños viviendo en la pobreza extrema. El sentimiento de compartir un momento de felicidad a través de la ayuda brindada a otros menos afortunados es enormemente satisfactorio, y contribuyó a que el nacimiento de nuestro propio hijo fuera aún mas especial.
En mi segundo embarazo, como muchas otras madres, me sentía más segura. Las preguntas que me quitaban el sueño la primera vez ya no me provocaban tanta inquietud, y ahora tengo mas perspectiva sobre lo que, a fin de cuentas, es importante. Lo que nunca quiero olvidar, o dejar de cuestionar, es el por qué cada madre y niño no pueden disfrutar de la misma seguridad. Mi deseo es que cuando mis hijos sean mayores, puedan mirar atrás y ver cómo hasta una acción pequeña puede tener un gran impacto si se multiplica—y que ellos también aborden las grandes preguntas de su tiempo.
Debajo les dejamos el articulo:
Ser mamá: reflexionando sobre las cosas en las que nunca pensamos
Cuando me preparaba para ser madre, por mucha información que encontraba, no me bastaba. Leía blogs, libros sobre niños, les hacía mil preguntas a varias amigas mías que ya eran madres, interrogaba a mi propia madre. Quería absorber todo el material que encontraba. ¿Biberón de vidrio o de plástico? ¿Chupete sí o chupete no? Las dudas logísticas parecían infinitas, y a veces agobiantes. Como toda madre primeriza, quería hacer todo lo posible para asegurar un entorno seguro y feliz para mi bebé.
A medida que avanzaba mi embarazo y empezaba a sentirme un poco más preparada, me di cuenta de que por muchas preguntas que me inundaban, siempre había muchas otras que ni siquiera se me habían ocurrido.
Sabía, por ejemplo, que a pesar de escoger la mantita más apropiada, el cereal idóneo y el cascabel perfecto, mi bebé siempre contaría con las cosas vitales. También sabía que estaría siempre rodeado de amor, y que nacería en un hospital con todo el equipo técnico y humano necesario para asegurar un entorno sano a su llegada. Por último, sabíamos que su padre y yo lo llevaríamos al médico periódicamente para monitorear su crecimiento y desarrollo y prevenir al máximo cualquier posible peligro o enfermedad.
Estas son las grandes preguntas que, para aquellos afortunados que tenemos acceso a los recursos más desarrollados, también son los grandes olvidados. Al aproximarse el nacimiento de mi hijo, estaba llena de emoción. Sin embargo, siempre que recibía un regalo para mi hijo, gracias a la generosidad de amigos y familiares, no dejaba de pensar en aquellas madres que ni siquiera pueden contar con los recursos mas básicos y cruciales para sus hijos en los primeros años de vida—que no tienen acceso a vacunas, agua potable o incluso un entorno sanitario para el nacimiento.
Para estas madres, aunque tener un hijo suponga un momento muy feliz, no deja de ser un peligro para su salud y la de su bebé. Enfermedades entre los niños y las madres o incluso la muerte, son muy comunes en países del tercer mundo y lo peor de todo es que son totalmente prevenibles.
Cuanto más pensábamos en ello, más queríamos hacer algo para ayudar y cambiar esta triste realidad. UNICEF nos ayudó a llevar a cabo nuestro deseo a través del primer World Baby Shower, que recaudó regalos y los envió a lugares donde más allá de ser agradecidos, contribuyeron a salvar vidas. La acogida tan positiva fue abrumadora y emocionante. Me gusta pensar que algún día mi hijo estará orgulloso del hecho de que su nacimiento haya ayudado a muchos otros.
Con nuestro segundo hijo, queríamos llevarlo un paso más allá, y animar a otros padres a que organizaran su propio baby shower para beneficiar a otras madres y otros niños viviendo en la pobreza extrema. El sentimiento de compartir un momento de felicidad a través de la ayuda brindada a otros menos afortunados es enormemente satisfactorio, y contribuyó a que el nacimiento de nuestro propio hijo fuera aún mas especial.
En mi segundo embarazo, como muchas otras madres, me sentía más segura. Las preguntas que me quitaban el sueño la primera vez ya no me provocaban tanta inquietud, y ahora tengo mas perspectiva sobre lo que, a fin de cuentas, es importante. Lo que nunca quiero olvidar, o dejar de cuestionar, es el por qué cada madre y niño no pueden disfrutar de la misma seguridad. Mi deseo es que cuando mis hijos sean mayores, puedan mirar atrás y ver cómo hasta una acción pequeña puede tener un gran impacto si se multiplica—y que ellos también aborden las grandes preguntas de su tiempo.
Meeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee, soy la CABRA barrigona. JAJA JAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJ.
ResponderBorrarDefinitivamente que plaga resentida la que existe por aquí!!! Respecto al comentario anterior
ResponderBorrarUn resentido más o un aborto mal practicado. JA JA JA JA JA